La música de Bach es una de las razones para pensar que este mundo no es un desastre total. Con Bach todo es profundo, real, nada es fingido. El compositor nos inspira sentimientos que no nos puede dar la literatura, porque Bach no tiene nada que ver con el lenguaje. Inspira tal vez la imagen de movimiento en los ciclos naturales, estallido de flores, de Valses de soles…
La inocencia frente a los nubarrones de la realidad amenazan el vuelo de los ángeles.
Pasar de un lugar o situación a otro. ¿O son tal vez los lugares que pasan a través nuestro? Atravesados por situaciones como finos estiletes de veranos emponzoñados de invierno. Estiletes que arando nuestra piel sólo los sabios jardineros saben que conocimiento sembrar y cultivar los buenos frutos de la experiencia para que no sean ni amargos pero tampoco excesivamente dulces. 
Dependencia entre lo observado y el observador donde la mirada es devuelta tras un espejo de sombras. De esta tierra de nadie que separa dos generaciones, en lados opuestos aunque ambas compartan el mismo inicio y final. Es una salida a la claridad, es una entrada hacia la oscuridad.
Yo no sé cuando fue que me volví de piedra. Sólo sé que estuve mucho tiempo esperando tu abrazo. Me así a tu ausencia y a tu frialdad, me aferré a ese echarte de menos aún estando tú tan cerca. Y fue en esa falsa cercanía, en esa unión falaz que inerte, duro, inmóvil y desalentado me volví piedra.
letras: Inma Viguera
Como una buena nómada, busca su lugar en el mundo, hacerse un hueco en este vida, dónde ser ella misma, sin máscaras, sin mochilas, dónde liberar la carga que le representa el equipaje almacenado durante su vida, dónde prescindir de las cosas más banales, dónde abandonar las responsabilidades que la asfixian, ahogan, dónde vivir austeramente, dónde vivir con lo verdaderamente imprescindible, dónde volar sin ancla.
Los diseñadores modernistas creaban puentes entre lo cotidiano y la Naturaleza, haciendo la vida en más agradable. El cristal de esta ventana, textura piel de luz, pertenece a “El Castillo de los Tres Dragones” de Barcelona, y actualmente contiene el Museo de Zoología. Este edificio acogió los talleres donde se estudiaron las casi extintas técnicas artesanales de la cerámica y del forjado del hierro empleadas en el modernismo. Artesanía en los edificios; que lamentable pérdida.
Sonrisa escondida, no la vemos pero sabemos que esta ahí asomándose de pies puntillas como una niña, en una reunión misteriosa para adultos. Le acompaña una dócil mirada enmarcada, que sabe volar a pesar de su jaula de paño negro. Están los otros velos, los invisibles de pasajeros de metro, de andar por la calle, escudados frente a desconocidos, con encerradas miradas y sonrisas prisioneras.
¿Y por qué decidirse por tan sólo uno pudiendo tenerlos todos? Jugar con las combinaciones, mezclarlos buscado la perfecta combinación, disfrutar de algo así como un festín cromático, una borrachera de tonos. Elegir condicionados por nuestro estado emocional o porque ya lo hicimos cuando fuimos niños y desde entonces nos acompaña sin saber muy bien porqué.
Comienza la huida hacia delante, ciudadanos piezas en un reloj de cemento, empujados otra vez a sus senderos invisibles, repitiendo los ritos, otra vez las máscaras sobre el escenario repitiendo una vez más el primer acto. Ajenos a todo, tras la barrera de hormigón; la luz y el mar, los antiguos amantes se desperezan, rozándose bajo nubes de sábanas haciendo que todo sea diferente.
Existe una relación muy estrecha entre estos dedos que tejen, que por un momento se enredan, que permiten ser estrangulados por el hilo, hacerse uno con los índices, enredaderas que deslizan por los dedos siguiendo el surco de cada arruga como un cauce. Finalmente desemboca en un bolsito o unos patucos; en una laguna rodeada de palabras: “lo hecho pensando en ti, espero que te guste”.
Existen infinitas posibilidades para que ocurra una situación irrepetible y única. Y todos los escenarios están ahí fuera esperando a ser vividos tan sólo hay que elegir la línea. La intención o pensamiento humano es un factor importante. Tanto, que afecta a nuestra realidad. Todos contribuimos a la creación de la realidad.
El observador cambia la realidad. Cuando no miramos existen infinitas posibilidades pero al mirar, es el observador el que elige una única posibilidad.
Formar un nido con el brazo y recoger el preciado sol de enero. Que nadie me espera, que todo se hizo y que todo quedó por hacer. Pero ahora, tan solo quiero soñar que un preciado sol de enero me da descanso; soñar un momento de calor tibio que baña este rincón del mundo. Soñar una tregua de invierno.
Esta mesa de picnic parece mimetizarse con el suelo, poco a poco las inclemencias del tiempo van fundiendo los objetos que los hombres han creado y la naturaleza reclama la vuelta de la materia a su estado original disolviendo los colores; integrándolos. Una esquina de invierno donde leer un mapa imaginario.
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