20100915

Instrucciones para volar

El volar es un arte o, mejor dicho, un don.
El don consiste en aprender a tirarse al suelo y fallar.
La primera parte es fácil. Lo único que se necesita es simplemente la habilidad de tirarse hacia adelante con todo el peso del cuerpo, y buena voluntad para que a uno no le importe que duela. Es decir, dolerá si no se logra evitar el suelo. La mayoría de la gente no consigue evitar el suelo, y si de verdad lo intenta como es debido, lo más probable es que no logre evitarlo de ninguna manera.
Está claro que la segunda parte, la de evitar el suelo, es la que presenta dificultades.
El primer problema es que hay que evitar el suelo por accidente. No es bueno tratar de evitarlo deliberadamente, porque no se conseguirá. Hay que distraer de golpe la atención con otra cosa cuando se está a medio camino, de manera que ya no se piense en caer, o en el suelo, o en cuánto le va a doler a uno si no logra evitarlo.
Es sumamente difícil distraer la atención de esas tres cosas durante la décima de segundo que uno tiene a su disposición. De ahí que fracasen la mayoría de las personas y que finalmente se sientan decepcionadas de este deporte estimulante y espectacular. Sin embargo, si se es lo suficientemente afortunado para quedar distraído justo en el momento crucial por, digamos, unas piernas espléndidas, por una bomba que estalle cerca o por la repentina visión de una especie sumamente rara de escarabajo que se arrastre junto a un hierbajo próximo, entonces, para sopresa propia, se evitará el suelo por completo y uno quedará flotando a pocos centímetros de él en una postura que podría parecer un tanto estúpida.
Es éste un momento de soberbia y delicada concentración.
Oscilar y flotar, flotar y oscilar.

Del libro: “La vida, el universo y todo lo demas” de Douglas Adams

2 comentarios:

  1. Si oscilando tu cuerpo y tu mente alcanzas el equilibrio, el flotar y volar está garantizado.

    Buscaré a Adams en la red.

    ResponderEliminar
  2. Me hace pensar este escrito en el montón de impedimentos que nos ponemos para alzar el vuelo. Los límites internos a veces son tan fuertes que el volar cuesta pues solo vemos el "hostión" que podemos darnos...
    Como bien dice en el texto una mirada hacia otro lado puede resultar que volemos y saltemos esos impedimentos que no nos lo permiten.

    ResponderEliminar